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Desde mi infancia he sentido algo dentro de mí que no sabía cómo expresar. Tenía algo que ver con mis manos, sentía la necesidad de tenerlas limpias y poner las palmas hacia arriba como esperando algo, no sabía qué. Lo hacía siempre cuando estaba solo en mi cuarto, sobre todo por la noche cuando estaba en la cama para dormir. Esa costumbre se hizo habitual y no le daba importancia.
Un día cuando tenía unos 19 años, dando un paseo con una amiga, esta se paró de repente y se doblo gimiendo de dolor, me dijo que le dolía el vientre, tenía la regla, que siempre la tenía muy dolorosa y que nunca salía a la calle esos días porque lo pasaba muy mal. De una manera instintiva me puse detrás de ella y le puse las manos en el vientre intentando servirle de consuelo. Al cabo de unos pocos minutos se incorporo, se dio la vuelta, me miro muy seria y me preguntó, ¿qué me has hecho?, ¿yo?, pregunté, si tú. No me duele y eso es imposible, cuando me viene este dolor no me puedo levantar en mucho tiempo. Yo no he hecho nada, será casualidad. Ahí lo dejamos, ni ella ni yo nos quedamos muy convencidos, pero no volvimos a hablar del tema. Fue mi primer contacto consciente con la ENERGÍA UNIVERSAL.
Era una época, finales de los 70, donde intentar encontrar cualquier tipo de información sobre estos temas era casi imposible, sobre todo cuando no sabias ni siquiera a que tema me estaba enfrentando.

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Llegaron los 80, la Universidad, Granada. En esa época empezó a tener mucha fuerza, sobre todo entre estudiantes de Psicología, Historia, Filosofía, es decir, Humanidades, una corriente esotérica que venía de México. La GNOSIS. Y un señor, se hacía llamar Samael Aun Wear, que divulgaba una serie de extrañas teorías sobre la autocuración, la ENERGÍA UNIVERSAL, los mantras, la coincidencia en temas esotéricos entre culturas tan antiguas y lejanas entre ellas como la Sudamericana y la Oriental, los chakras, los lamas, el yoga. Toda aquella información me atrapó, no podía dejar de leerla y lo que más me sorprendía era que lo asimilaba todo, nada me parecía extraño y todo esto a una velocidad que no me podía creer. Lo más importante era que lo ponía todo en práctica y funcionaba. Pero no sabía qué hacer con toda esa información. Me la reservaba, lo practica, pero ahí se quedaba la cosa.


Llegaron los 90 sobretodo a mediados, ya estaba casado con una persona todavía más espiritual que yo, es verdad eso de que Dios los crea y ellos se juntan, pero con una diferencia fundamental, mucho más sabia que yo. Fue una época de ajustes, apareció el REIKI, todo empezó a tener sentido, toda la información y experiencia que tenia, cogió sentido y forma. Entendí realmente el sentido de la ENERGÍA UNIVERSAL, los chakras, la autocuracion y la ayuda a los demás. Pero por un sentido absurdo de la responsabilidad, el tener un trabajo “serio” con el que ganarme la vida y poder llevar dinero a casa, en esa época ya tenía dos hijos en el mundo y la visión grotesca que tenían estos temas, hizo que lo dejara de lado y no siguiera.
Por fortuna mi pareja, que como ya he dicho, es mucho más sabia que yo, siguió y siguió, al principio con la videncia, luego con la sanación. Ella es una autentica maestra, y no lo digo por lo que sabe y demuestra, sino, por su enorme calidad como ser humano y su paciencia.
Y aquí estoy, con medio siglo de vida. Lentito soy, la verdad, pero nunca es tarde si se rectifica en la búsqueda de tu verdad.
Esto es un resumen de cómo llegue a este maravilloso mundo de la sanción y la ENERGÍA UNIVERSAL. Si alguien quiere que le acompañe en este camino, aquí estoy, encantado e ilusionado por acompañarte.